Se trata de formaciones de bloques de roca debidas a la acción del hielo que fragmenta las cumbres de cuarcitas del macizo del Tremedal y que, desplazándose en masa valle abajo por efecto de la gravedad, simulan ser ríos pétreos a los ojos del viajero. Se puede ver en el ascenso al Santuario de la Virgen del Tremedal.